Un texto que rompe esquemas….

«Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.» Mateo 24:12

Es completamente increíble lo que dice el Señor Jesús aquí en medio de un contexto que habla de «los últimos tiempos».

Podemos pensar que el contexto es de desastre total, que todo alrededor no es más que dolor, problemas, dificultades y cosas muy fastidiosas… No es eso lo que me llama la atención

Podemos pensar que cuando leemos que «muchos serán escandalizados» (literalmente «tropezados») y que habrán traiciones muy fuertes y profundas… No es eso lo que me llama la atención.

Podemos ver que dice que se levantarán muchos profetas (lit, «voceros») falsos que engañarán (lit, «extraviarán») a muchos… No es eso lo que me llama la atención.

Lo que me llama la atención poderosamente es que dice «el amor de muchos se resfriará». Algunas versiones traducen «caridad», pero la palabra que utiliza aquí sorprendentemente es «agape» que, como bien sabéis, es una palabra que Dios utiliza en exclusiva para hablar de su amor insondable. Y lo que describe el Señor Jesús es que la causa es «por haberse multiplicado la maldad». Literalmente, dice «iniquidad o violación de la ley». Es curioso cuanto menos, que en la época actual en nuestro contexto evangélico, se hace muchísimo énfasis en que no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia» (Romanos 6:15). Voy a abstenerme de hacer más comentario en este sentido.

Lo sorprendente del texto es lo que dice y cómo lo dice: «el amor de Dios de muchos se resfriará» (énfasis mío). ¿Cómo es posible? ¿El amor de Dios? ¿Ese mismo que nos describe 1ª Corintios 13 que nos da una descripción que rompe los esquemas: «sufre sin límite, cree sin límite, espera sin límite, soporta sin límite»? Sí, pero aquí dice lo que dice. Y lo fuerte del asunto es que lo dice el mismo Maestro, Jesús mismo.

Urge, por tanto, una reflexión personal profunda y un examen de nuestra comunión con Él para testear si el amor «ágape» de Dios se está apagando o está en llama viva. Y con esto no te estoy diciendo que contestes si te congregas, si asistes a todo o si realizas todas las actividades habidas y por haber… Creo que la cuestión es mucho más seria y relevante, tanto, que seguro que tú que me estás leyendo ahora sabes perfectamente por donde voy. Me resulta muy llamativo que en la primera de las cartas a las 7 iglesias que podemos leer en Apocalipsis precisamente haga el mismo hincapié a una iglesia que había hecho muchas cosas que muchos de nosotros elogiaríamos y hasta veríamos dignas de imitar. Sin embargo, Jesús mismo (de nuevo) lanza una advertencia muy solemne y seria. Permitidme poneros la traducción literal: «Pero tengo contra ti que el amor («agapau») de ti el más primero dejaste ir», Apocalipsis 2:4. ¡¡Tremendo!! Nótese que no es el amor que tenían las personas por Dios, sino al revés. El amor de Dios dejaste ir…. Imagino que te habrás quedado pensando un rato… Sí, tiene consecuencias muy serias eso.

Esto quiere decir que las circunstancias a nuestro alrededor pueden ser fatales, desalentadoras y verlo todo oscuro; lo cual tiene su influencia en nosotros nos guste o no, pero la responsabilidad de mantener esa profundidad de relación con Dios es nuestra. «Lo dejaste ir…» Resuena en mi mente. Eso significa que el amor de Dios no falla, sus recursos siempre están ahí para nosotros, las riquezas de su gracia están a nuestra disposición por lo que no hay disculpa posible. Cuando recibimos un regalo como una planta, un animal o cualquier otra cosa como con un encargo de alguien que amamos mucho, ¿verdad que ponemos sumo cuidado y esmero por el recuerdo de esa persona? Algo así es lo sucede con el amor «ágape» de Dios a un nivel mucho más profundo, que afecta a todo nuestro ser, todo lo que hacemos, pensamos y hasta lo que decimos.

Y ahora dejadme decir algo a vosotros que sois un tanto escépticos acerca de Dios, su amor «ágape» y estas cosas que tienen que ver con lo espiritual, con lo material y con lo práctico. Esto es para tomárselo en serio. Es tan grande y profundo que ni el mejor de los escritores podría describirlo. Es tan increíble que ningún premio, ningún logro realizado por cualquier ser humano se puede comparar. Es tan apasionado, exclusivo y real que ninguna relación afectiva, sexual, filial, familiar o de cualquier otra índole te puede aportar, cambiar completamente y transformar tu vida hasta el punto que puede transformar todo tu ser de una manera que escapa a tu imaginación. No obstante, al igual que les hablaba a mis hermanos y hermanas en la fe también puedes dejarlo ir, dejar que pase de largo y no darle el lugar y la importancia que se merece. Y, déjame decirte también, que eso tiene consecuencias muy serias…

Sobran más palabras….

Restaurando relaciones rotas – Capítulo 1

Este tema realmente es muy complicado por todas las implicaciones que tiene. Implicaciones que alcanzan niveles racionales, emocionales y, hasta espirituales, a una profundidad muy grande de manera que es tocar aspectos muy sensibles para todos nosotros. No obstante, es necesario hacerlo y además es algo que restaura y sana de una manera increíble.

Ahora bien, permíteme comenzar en este capítulo hablándote de una relación que condiciona todas las demás porque cambia nuestra perspectiva, nuestra manera de entender las relaciones y modifica nuestro comportamiento, nuestra actitud e, incluso, nuestra manera de pensar y procesar el pensamiento. ¿Te imaginas cuál es?

Sí, estoy hablando de nuestra relación con Dios. Curiosamente, la relación más olvidada, puesta en devaluación constante y hasta se duda de su existencia buscando todas las argumentaciones posibles… No es el propósito hoy de argumentar a favor de la existencia de Dios (¿quizás quieres un debate sobre esto?) pero déjame decirte que decir que no existe algo o alguien, no demuestra que no exista y mucho menos soluciona una relación. De esta manera ocurre entre nosotros muchas veces que actuamos como si no hubiera pasado nada con otra persona, casi como si no existiese la otra persona…. Eso no es ninguna solución, ni aporta ningún tipo de sanidad.

Lo curioso de la relación entre el ser humano y Dios, o entre Dios y el ser humano es que por una parte dinamita nuestros conceptos más profundos, nos confronta y nos muestra que nuestra maneta de llevar una relación de amistad, matrimonial o familiar no está siendo de la mejor manera. Por otra parte nos muestra que la relación de ser humano con Dios ha marcado al propio ser humano de una forma inequívoca,  real y evidente. Si, estoy hablando de la desobediencia en Edén (te invito a leer los 3 primeros capítulos del libro de Génesis en la Biblia) y de la entrada del pecado en el mundo. Eso que hicieron nuestros primeros padres ha marcado a la humanidad. Las evidencias las podemos tener a nuestro alrededor en todo lo que sucede en este mundo con todos los desastres, las guerras, los asesinatos, violencia…. Y además de todo esto el ser humano intenta jugar a ser Dios exponiendo y diciendo que hay demasiada gente en este mundo (curioso que los que defienden esto nunca piensan que son ellos los que pueden sobrar); teniendo incidencias en el diseño del planeta de manera que provoca desastres a nivel de la agricultura, de la naturaleza y de los diferentes ecosistemas; intentando decidir quién vive y quien no tanto desde el vientre materno hasta a llegar a cierta edad; provocando crisis económicas para «cribar» a aquellas economías que no son solventes y así someter y maniatar a las personas (me atrevería a decir que hasta llegar a matar a las personas de desesperación) y llamando a todo esto «daño colateral»…. Dolor, lágrimas y heridas abiertas.

En cambio, cuando miramos un poco la relación de Dios con el ser humano, la historia se vuelve increíble. Aún más asombrosa resulta cuando recordamos cómo es Dios y cómo se describe como alguien que no puede ver el pecado y la maldad (eso es lo que la Biblia llama que es SANTO), que es con un nivel de justicia elevadísimo mucho más de lo que tú y yo podemos imaginar. Y, unido a todo esto, está que tiene poder sin límite. Testimonio de este poder y perfección de diseño lo encontramos en el Universo, en la naturaleza e, incluso, en tu propio cuerpo. Sin embargo, también se describe como inmenso en misericordia y con amor infinito. Parece una contradicción, ¿verdad? No lo es, por raro que parezca. ¿Te imaginas qué hubieras hecho con un poco de poder sobre los demás? ¿Si pudieses fulminar a alguien solo con el pensamiento, lo harías con aquellas personas que te han herido? Eso es lo increíble de Dios. Teniendo toda la capacidad y derecho como Creador de todo, sin embargo no destruyó a nuestros padres ni volvió a empezar cuando podía hacerlo. Lo espectacular es que en una relación rota el siempre ha dado el primer paso. ¿No me crees? Te pondré unos ejemplos:

  • Adán y Eva son el primer ejemplo porque Dios no los fulminó en ese preciso instante, cuando podía haberlo hecho.
  • Abraham es otro ejemplo al que Dios le salió al encuentro sin que Abraham le conociese de nada.
  • Moisés, probablemente uno de los ejemplos más evidentes cuando se le apareció en la zarza ardiente.
  • Isaías presenció una visión que cambió completamente su vida al irrumpir de una manera tremenda haciéndole ser consciente de una forma repentina la grandeza de Dios y su problema al estar manchado por el pecado
  • Y la lista podría seguir….

Hay alguien más en esa lista que no he puesto adrede. ¿Tienes idea de quién es? . Tal vez pienses que no es verdad. Tal vez pienses que Él no te ha salido al encuentro nunca. Tal vez pienses que, si de verdad existe, no eres tan importante como para que se interese por ti… Tal vez consideres cualquier otra cosa como más válida que lo que decirte que Dios te ha salido al encuentro porque te conoce y desea que tú te acerques a Él. La más grande prueba es aquella persona llamada Jesús que nació en Oriente Medio, creció y fue totalmente extraordinario en su vida, y finalmente murió dando su vida por ti. Este es el mensaje de Dios dando el primer paso para que fuese posible poder acercarnos a Él.

«Bueno», dirás, «pero eso fue hace mucho tiempo…» Sí, es cierto. No obstante, no ha dejado de acercarse a las personas para que escuchen su mensaje y, ahora mismo, está acercándose a ti. ¿Cómo? A través de este sencillo artículo. Así de claro y directo. Y, por favor, no pienses que me las doy de alguien especial. No lo soy. Soy de carne y hueso al igual que tú, con luchas, con miedos, con alegrías y con tristezas.

Déjame ponerte una ilustración: Cerca de nuestra familia hay personas que tocan instrumentos musicales…. ¡Es una gozada escucharlos! Pero cuando acaban de tocar, aparcan el instrumento y deja de sonar. ¡Se acabó la música! Así que la calidad del instrumento hace (obvio), pero quien es verdaderamente importante es quien toca para hacer sonar la música…. Eso es lo que hace Dios. Déjame decirte que sólo soy un instrumento que el Gran Director hace sonar bien.

Así que el primer paso para restaurar relaciones rotas es restaurar tu relación con Dios. ¿Quieres hacerlo?

Preguntas… ¿Te atreves?

El otro día escuché unas palabras en un coloquio que me tocaron profundamente. El tema surgió acerca de las relaciones entre hermanos y, al mencionar la cuestión del cómo restaurar las relaciones rotas, me sorprendió una afirmación categórica de una persona: «Si está rota no hay nada que hacer»… 🤷🏻‍♂️🤔

¿En serio? Quiero decir, ¿cómo es posible que en un entorno cristiano se llegue a esta conclusión? ¿De verdad creemos eso? Siendo honesto y sincero, esto es algo que causa una tremenda preocupación, tristeza, enfado (sí, todo a la vez) y un deseo de tratar muy en serio este tema desde una perspectiva bíblica y, sobre todo, altamente práctica. Porque os lo digo en serio, a Dios le importan muchísimo las relaciones.

¿Cómo podemos hablar del amor de Dios si no mostramos amor los unos por los otros? Juan, el «apóstol del amor», se pone muy radical con esto (1ª Juan 4:19-20)

¿Cómo podemos decir que Dios restaura y hace nueva nuestra relación con Él si nosotros no hacemos lo mismo con nuestros hermanos?

¿Cómo podemos hablar de que el Evangelio y la Biblia es la Palabra de Dios y es la verdad si eso no se refleja en algo que todos pueden ver?

¿De verdad vamos a seguir manteniendo distancias de todo tipo que ponemos como muros por diferentes razones, teniendo muchas en común nuestro ego o nuestro yo herido?

¿De verdad pretendemos que la Palabra de Dios alcance a personas que no le conocen cuando nosotros preferimos seguir cualquier otro canal de comportamiento (llamadlo como queráis) más que los principios, instrucciones y pautas que dio el Señor a lo largo y ancho de las Escrituras?

¿Cómo podemos enseñar a otros cuando llegamos a lo que dice el mismo Señor Jesús en Mateo 18 y decimos que es muy complicado? Dicho sea de paso, esta expresión no me la han contado, la he escuchado personalmente varias veces y en diferentes ocasiones..😔

¿Cómo podemos hablar de lo que dice Jesús de «deja allí tu ofrenda y reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda» si JAMÁS somos capaces de parar todo tipo de actividad por solucionar, restaurar y poner en orden tal y como Dios lo dice? ¿Cómo podemos decir que estamos en orden con Dios si no lo estamos con nuestros hermanos?

¿Cuándo hablamos de la importancia que tiene participar de la Mesa del Señor, con el pan y el vino que el Señor Jesús instituyó, entendemos a lo que se refiere el «probaos a vosotros mismos» (1ª Corintios 11:28)?

Todo esto son preguntas que os planteo porque tienen una dimensión muy práctica, muy visible y tangible. Entonces, en contraposición, vemos cosas como la que está ocurriendo en Asbury (Kentucky, USA) y surgen voces que dicen que esto no puede ser así, que en los avivamientos se han de dar una serie de condiciones y de puntos…. ¡Ejem! ¿Estás hablando de que el Dios soberano se tiene que sujetar a tus esquemas? Increíble. Y no digo que sea o que no, simplemente hay dar tiempo a ver los resultados sobre todo en la vida práctica de la gente….

Lo que pretendo es haceros pensar de que nos planteemos en serio si de verdad queremos un avivamiento en donde vivimos (en mi caso en España) porque una de las características de un avivamiento es que es muy práctico de una manera visible, tangible y que todo el mundo ve. Otra cuestión es que lo crean.

Así que, tú que estás leyendo estas líneas, si de verdad queremos ver la mano de Dios obrar hemos de plantearnos qué estamos haciendo en nuestras vidas, en nuestras familias y en nuestras iglesias con la proyección que eso tiene para nuestro entorno. Las preguntas que planteo forman parte de un aspecto de la vida cristiana muy práctico. Hay más.

¿Nos ponemos manos a la obra? ¿Quieres orar conmigo?

Empecemos por ahí….

Dos personajes y dos puntos básicos del cristianismo

Predicación compartida el 16-octubre-2022 en Montornés del Vallés

Filipenses 2:19-30. Timoteo y Epafrodito

Sobre el discipulado (2)

Una de las cosas que personalmente me tocó experimentar con respecto a la vida cristiana es que, al menos en mi caso, no se enseñaba de una manera práctica a usar todos los recursos que podemos usar para profundizar nuestra relación con Dios, para ser de mayor edificación y estímulo a nuestros hermanos en la fe y para ser más eficaces a la hora de compartir con personas que no conocen a Dios que nos rodean e interactuamos a diario.

Hoy quiero compartir los tres elementos que son claves para mantener una correcta salud espiritual en tu vida que son válidos para todo creyente. Probablemente no te voy a decir algo nuevo o impresionante, no obstante estoy completamente convencido que hemos de refrescar nuestro concepto de espiritualidad porque es trascendental para los tiempos que nos tocan vivir y para beneficio nuestro y también para las siguientes generaciones.

Comenzaré diciendo que, básicamente, las tres maneras de incrementar nuestra relación, crecimiento y profundidad en nuestra relación con Dios son:

  • La lectura o audición de la Palabra de Dios – Ambas son muy necesarias. Las dos. Supongo que alguien puede argumentar que la lectura es lo mejor pues no es lo mismo leer que oír… Permíteme contestar: «Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios» (Romanos 10:17). Con esto quiero reafirmar que ambas son necesarias. Leer te permite ejercitar la memoria fotográfica que todos tenemos (unos más y otros menos) y te ayuda a interiorizar lo que Dios dice. El escuchar la Palabra de Dios leída, también ejercitamos algo muy importante que es la capacidad para escuchar a otros. En un ejercicio que deberíamos hacer todos porque actualmente observamos (a mí me pasa también, no creas que soy mejor que tú) que no hay mucha paciencia para escuchar con calma a otros. Te he citado este versículo porque, sorprendentemente, no habla de llegar a ejercer la fe por la lectura, sino por el oír o escuchar. De hecho, en las sinagogas se iba a escuchar la lectura de la Torá, un ejercicio habitual que creo que deberíamos considerar de manera seria extendiéndolo a toda la Palabra de Dios. Así que nos puede ayudar tener alguna aplicación de la Biblia que podamos escuchar en diferentes ocasiones mientras caminamos por la calle, si en nuestro trabajo lo podemos compatibilizar (en mi profesión en los desplazamientos, por ejemplo) o apartar un tiempo deliberadamente para escuchar la Palabra de Dios. Leer también es muy importante y hoy en día tenemos la posibilidad de llevarla a todas partes en nuestros teléfonos o celulares inteligentes. Lanzo la pregunta: ¿cuántas veces tenemos unos minutos libres y, en vez de aprovechar para hacer la lectura de la Palabra de Dios, estamos leyendo otras cosas (que no son malas en sí mismas) pero que nos quitan las oportunidades de reforzar nuestra vida espiritual? Te confieso que es una batalla en mi propia vida.
  • La meditación de la Palabra de Dios – Esto requiere que sea intencional. Se ha de decidir, se ha de planificar, se ha de apartar ese tiempo para estar ante Dios mismo.  Y hemos de cortar cualquier intento de estorbo para ese tiempo, porque habrá esa batalla. El teléfono, el correo electrónico, los niños, tu mujer o tu marido, tus compañeros de trabajo o de clase, un sinfín de cosas que, curiosamente, intentarán interferir para llamar nuestra atención y desviarnos de la cita que hemos de tener  con Dios. Hemos de tener esa decisión firme de encontrarnos con Él. Ahora bien, en  mi juventud escuchaba y leía acerca del llamado «tiempo devocional» o, como he mencionado, la meditación de la Palabra de Dios… pero nadie te explicaba prácticamente cómo hacerlo. Es por esa razón que he grabado un pequeño vídeo altamente práctico con algunas sugerencias que puedes ver aquí.
  • El estudio de la Palabra de Dios – Seguramente pensarás que voy a decir que esto también ha de ser intencional. ¡Y tienes razón! La diferencia con la meditación es que esto es más profundo y requiere de una dedicación personal, de un método de estudio y de un análisis. Para todo estudio hay una serie de herramientas indispensable que se ha de tener para poder desempeñar de manera efectiva y con el objetivo correcto en el propósito del mismo. Conviene señalar aquí que esto es lo que se denomina comúnmente teología, del griego theos (dios) y logos (estudio), con lo que el propósito y objetivo es conocer a Dios más profundamente desde algo experimental personal. «Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová» (Jeremías 9:24). ¿Cuáles son estas herramientas indispensables? Permitidme dejaros con la intriga hasta la siguiente parte de esta serie. solamente queda decir que el tipo de estudio puede ser sistemático (de un libro de la Biblia concreto o un grupo de libros), temático (de un tema concreto mirando lo que dice Dios a lo largo de la Biblia) o concreto (de un pasaje o sección de la Biblia específico). A lo largo de esta serie iremos viendo cada uno de ellos para poder usar el que mejor vaya a cada quien.

Ahora bien, este artículo va enfocado sobre todo al tiempo devocional. Lo del tiempo del estudio bíblico lo veremos más adelante. Se trata de ir aprendiendo poco a poco. No obstante te voy a dejar unas preguntas de referencia para que puedas tenerlas como guía:

¿Hay un pecado que confesar y apartar de mi vida?

¿Hay una promesa para creer y con la cual alentarme?

¿Hay un buen ejemplo que seguir o imitar?

¿Hay un mandamiento que obedecer?

¿Hay un mal ejemplo, un tropiezo o un error del cual debo guardarme y evitar?

¿Hay una oración para repetir o imitar?

¿Hay un pensamiento acerca de Dios o un atributo de Dios para apreciar?

Es el deseo de mi corazón de que realices este tiempo especial tú a solas con Dios para que te enamores completamente de Él y puedas experimentar de manera personal que quiere trabajar directamente contigo. Puedes comenzar con Proverbios (tiene 31 capítulos, un  capítulo para cada día del mes), con los Salmos, o con el Evangelio de Juan… Hay muchas sugerencias para poder realizar. ¡Lo importante es que lo hagas!

Para motivarte, te animo a que me comentes cómo te va y qué te parecen estas pautas

¡¡Dios te bendiga!!

Sobre el discipulado…

Con David y Margarita Burt en su casa con unos cuantos hermanos

Personalmente creo que el tema del discipulado es un tema bastante mal comprendido en nuestro contexto tanto de la cristiandad como en el evangélico protestante, hablando más concretamente. Y, es algo mal comprendido por varias razones que chocan de lleno en algunas de las cosas que se han asumido como normales en nuestro proceder y en nuestros conceptos porque «hacemos lo que pensamos y pensamos lo que hacemos»… Por tanto es necesario hacer una

DEFINICION

«Discipulado es el acto de discipular, siendo discipular, enseñar, y discípulo quien aprende. Pues la palabra «discípulo» viene del latín discipulus y este de «discere» o (disco) (aprender) o sea el que aprende o que se deja enseñar, es decir, discipular.«

Palabras no mías, sino de un querido hermano en la fe, Gregorio Ramírez.

Pero la pregunta es : ¿Que se ha de enseñar y por tanto aprender? Y la respuesta a esa pregunta está bien clara:

«Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.» (Mateo 28:18-20)

Y hay otro texto que es similar:

«Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.» (Marcos 16:15-18)

De esta sencilla instrucción de Jesús se pueden sacar varias conclusiones simples. Una de ellas es que está claro que uno discipula o enseña y uno (o varios) reciben la enseñanza

Ahora bien, llegado a este punto creo que es necesario y pertinente comentar lo que NO es discipular:

  • NO es dar una clase magistral. Se quiere decir con esto que la imagen de profesor no es la que muestran las Escrituras. Eso de impartir conocimientos solamente es algo ajeno totalmente al concepto de discipulado. Aunque, dejadme decir que impartir conocimiento es algo que entra dentro de la tarea del discipulador
  • NO es involucrar en actividades eclesiales, evangelísticas o en reuniones de pastores o cosas por el estilo, aunque pueden tener su lugar.
  • NO es una selección o cuerpo de élite, personas especiales o con potencial. Es muy interesante y significativo que Jesús mandó «haced discípulos». No debería haber diferencia alguna entre un creyente y un discípulo, básicamente porque todo discípulo es un creyente según la Biblia.
  • NO se trata de que una serie de personas especiales son las que pueden discipular y otros no. Ese concepto es totalmente ajeno a lo que Jesús encomendó.
  • NO es que el que discipula enseña una serie de códigos, frases y eso lo tienen que repetir exactamente los que son discipulados. El maestro o discipulador reconoce la individualidad y la personalidad de cada discípulo/a, la valora y la fomenta. No se trata de hacer fotocopias, sino discípulos
  • NO se trata de aprender doctrina o conducta solamente sino de «imitar la fe» (Hebreos 13:7)
  • NO se trata de obediencia sin cuestionar, sino que el verdadero maestro enfocará a sus discípulos constantemente a la autoridad suprema que es nada más y nada menos que la Palabra de Dios.

Una vez considerado esto, que ya daría mucho para tratar y ampliar, vamos a exponer de manera muy breve lo que sí es discipular y las implicaciones que tiene:

  • Discipular implica convivir por un determinado tiempo con el maestro. Te sugiero que leas Marcos 3:13-15. Observad el detalle de lo primero que dice: «para que estuviesen con Él»…
  • Discipular implica enseñar no solamente conocimientos sino también cosas prácticas que, de hecho, es lo más importante. Eso es resultado del punto anterior
  • Discipular es un reto constante para los que son discipulados y para el discipulador porque no se trata de asimilar y ya está, sino de comprobarlo todo con la autoridad suprema. Esto lo vemos por ejemplo en Hechos 17:11
  • Discipular es uno de los dos puntos de lo que conforma la Misión y Comisión de Jesús de los pasajes que he citado al principio
  • Discipular es vital para la iglesia porque es así por diseño de Dios. La adquisición de conocimiento y profundidad teológica no está reñido con el discipulado. El orden, sin embargo, sí es importante y puede tener consecuencias muy serias que hacen mucho daño y dificultan la convivencia, el buen hacer e, incluso, el testimonio personal y comunitario.
  • Discipular abarca todos los aspectos de la vida práctica. Todos hemos de ser discipulados y todos hemos de discipular.
  • Discipular significa invertir tiempo y poner voluntad, disposición y actitud de aprender.. Por parte de los discipulados y los discipuladores.
  • Discipular significa acompañar y también encargar o soltar. Es como un equipamiento, entrenamiento y formación con la parte práctica para ir desempeñando todo lo que uno va aprendiendo y creciendo.

Todo esto es una cuestión muy importante para la iglesia hoy en día (¿alguna vez ha dejado de serlo?) y que ha sido sustituida por la formación académica. Dejadme aclarar que no estoy en contra de la formación académica. Esto es necesario y bueno aunque no debe adquirir el grado de imprescindible que a veces se pretende. Lo que sí es imprescindible es discipular y ser discipulados. Para ello es necesario un cambio de mentalidad, un cambio de estilo de vida o un ajuste para hacer las cosas tal y como Jesús encargó en la Gran Comisión por mucho que nos cueste y sea contrario a lo que hemos vivido o estemos viviendo en nuestro contexto social, cultural y hasta eclesial.

Hasta hace bien poco en todos los oficios hay un poco este concepto de discipulado con enseñanza práctica para poder aprender el oficio que se quería desempeñar o aprender. De hecho, se iba a vivir a casa del maestro oficiante para aprender todo lo que involucraba ese oficio. Por poner un ejemplo de mi profesión: no hace tanto tiempo para ser camionero lo normal era estar un tiempo con una persona veterana que enseñaba el oficio, no solamente la manera de conducir un camión, sino de contabilizar los descansos, de realizar el mantenimiento del vehículo, de tratar a los clientes, de ayudar a los compañeros, de los lugares donde comer y descansar, de las implicaciones familiares y cómo llevarlas… Todos esos elementos que aprendías pasando el tiempo al lado de un veterano que te enseñaban no solamente la manera de conducir sino un estilo de vida. Esto es fácilmente extensible a todos los oficios. Y esto es aplicable en un grado sumamente especial al discipulado de los creyentes, sobre todo de los nuevos creyentes independientemente de su edad física.

Siguiendo con la similitud de los oficios, hay una serie de herramientas que son comunes a todos los que aprenden el oficio (ese «kit» básico imprescindible) que es necesario. Pero no solamente es necesario tenerlo, sino aprender a usarlo. Eso es precisamente lo que es vital para la vida cristiana. Por eso es muy importante llevarlo a cabo.

¿Cuáles son las herramientas necesarias para ser discipulados o para discipular? De eso hablaremos en el próximo artículo…

¿A quién enviaré? (continuación..)

«La Gran Comisión es más que un llamado a dejar el lugar donde estamos e ir a algún otro sitio. Por supuesto, hay una gran necesidad de que la gente vaya, pero es más necesario que cada uno de nosotros tomemos nuestra responsabilidad para que la iglesia responda a la Gran Comisión; y estar involucrado permanentemente en ello, sin importar cuál es nuestra función. «

George Verwer, «Sal de tu comodidad y gana al mundo»

Con esta introducción, que comparto plenamente con el autor mencionado, es que me gustaría continuar de una manera específica para poner sobre la mesa unos casos prácticos para que nos sirvan de ejemplo, nos alienten, nos estimulen y, sobre todo, nos hagan pensar…

  • Ora – Y cuando digo esto me refiero a ir pasando de cosas generales a temas más específicos. Orar por la misión en general o, como decíamos en el anterior artículo, orar para que el SEñor envíe obreros a su mies es de las primeras cosas que Dios usa para abrir nuestros ojos y extender nuestra mirada al campo tan basto que tenemos por delante. Paulatinamente es muy probable que el Señor vaya poniendo delante casos, países o regiones específicas por los cuales ir orando de una manera más concreta. ¿No te pone nada delante? Sigue orando. Tal vez seas de esas columnas de oración que tanto se necesiten en el campo misionero
  • Investiga – Si ya tienes un sitio, país o región por el cual orar, sería bueno que hicieses un poco de investigación sobre cosas de ese lugar, país o región como el índice demográfico, la moneda, el idioma, costumbres y otras cosas que puedan resultar interesantes sobre todo como un medio de indentificación. Jesús mismo se hizo un ser humano, caminó entre las personas, tuvo que pasar por crecimiento en estatura y sabiduría, pasó hambre, frío y tuvo sueño…. Eso nos habla de identificación. Por otra parte te puede ayudar a entender la mentalidad de las personas, su forma de actuar y, ya sea que Dios te use allí o no, puede ser una herramienta para tratar a personas de allí.
  • Habla con misioneros o pastores – Eso es algo que hoy en día con las herramientas de comunicación que disponemos es mucho más fácil que nunca. Puedes preguntarles por la obra que están realizando donde se encuentran, pedirles motivos de oración y así poder orar con más conocimiento.
  • Comparte tus inquietudes — Esto es algo vital para poder encontrar personas que puedan orar juntamente contigo. Dios puede tocar su corazón y usarte como «despertador» para que otros se comiencen a plantear algo tan serio como la misión y comisión que nos dejó Jesús. Comparte tus inquietudes con las personas que están a cargo en la iglesia donde te congregas para que te orienten y te participen de su visión. Esto es sano aunque no piensen exactamente como tú. Esto es un buen ejercicio que puede evitar que te muevas únicamente por tu percepción, por tus emociones o por tu criterio personal. Te contaría mi experiencia haciendo esto…. Pero lo dejaremos para otro día
  • Si te sale a la mano, viaja a algún país o región para observar – Esto te ayudará a ver, a identificarte con las personas, a entender su modo de vida. Aquí es muy recomendable viajar para estar con algún misionero o familia misionera para poder compartir su visión, ayudar y experimentar de cerca lo que es el campo misionero. Vive entre los nativos, come su comida, duerme en sus viviendas. Entre otras cosas, eso fue lo que Jesús hizo de una manera superlativa.
  • Ofrenda – Siempre que sepas de alguna necesidad especial y puedas colaborar, aunque sea de manera esporádica, con un envío de dinero a necesidades especiales u objetivos concretos. Esto lo he podido experimentar de una manera increíble. Lo principal es que puedas tener alguna referencia de alguien que conozca la obra en cuestión, el misioner@ y su labor. Con toda la tecnología que hay hoy también abundan las personas que son aprovechadas y, aunque ellas darán cuenta de lo que hacen más pronto o más tarde, tenemos principios en las Escrituras con los cuales regirnos a la hora de usar lo que Dios nos da. Uno de estos principios es el de las referencias.

En fin, estas son algunas sugerencias que te dejo en el día de hoy porque creo sinceramente que hemos de adquirir la visión misional que tenían Jesús y los apóstoles de una manera urgente y necesaria.

Si quieres hablar acerca de ello o tienes más sugerencias o quieres compartir tu experiencia en la misión, puedes ponerte en contacto con toda confianza.

¡Dios te bendiga!

Entre todo lo que estamos viviendo…

¡¡Hola!! Te invito a escuchar esto que compartí con mis hermanos en la fe. Siéntete con la libertad para comentar, preguntar o compartir tu opinión. ¡Dios te bendiga!