«Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.» Mateo 24:12
Es completamente increíble lo que dice el Señor Jesús aquí en medio de un contexto que habla de «los últimos tiempos».
Podemos pensar que el contexto es de desastre total, que todo alrededor no es más que dolor, problemas, dificultades y cosas muy fastidiosas… No es eso lo que me llama la atención
Podemos pensar que cuando leemos que «muchos serán escandalizados» (literalmente «tropezados») y que habrán traiciones muy fuertes y profundas… No es eso lo que me llama la atención.
Podemos ver que dice que se levantarán muchos profetas (lit, «voceros») falsos que engañarán (lit, «extraviarán») a muchos… No es eso lo que me llama la atención.
Lo que me llama la atención poderosamente es que dice «el amor de muchos se resfriará». Algunas versiones traducen «caridad», pero la palabra que utiliza aquí sorprendentemente es «agape» que, como bien sabéis, es una palabra que Dios utiliza en exclusiva para hablar de su amor insondable. Y lo que describe el Señor Jesús es que la causa es «por haberse multiplicado la maldad». Literalmente, dice «iniquidad o violación de la ley». Es curioso cuanto menos, que en la época actual en nuestro contexto evangélico, se hace muchísimo énfasis en que no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia» (Romanos 6:15). Voy a abstenerme de hacer más comentario en este sentido.
Lo sorprendente del texto es lo que dice y cómo lo dice: «el amor de Dios de muchos se resfriará» (énfasis mío). ¿Cómo es posible? ¿El amor de Dios? ¿Ese mismo que nos describe 1ª Corintios 13 que nos da una descripción que rompe los esquemas: «sufre sin límite, cree sin límite, espera sin límite, soporta sin límite»? Sí, pero aquí dice lo que dice. Y lo fuerte del asunto es que lo dice el mismo Maestro, Jesús mismo.
Urge, por tanto, una reflexión personal profunda y un examen de nuestra comunión con Él para testear si el amor «ágape» de Dios se está apagando o está en llama viva. Y con esto no te estoy diciendo que contestes si te congregas, si asistes a todo o si realizas todas las actividades habidas y por haber… Creo que la cuestión es mucho más seria y relevante, tanto, que seguro que tú que me estás leyendo ahora sabes perfectamente por donde voy. Me resulta muy llamativo que en la primera de las cartas a las 7 iglesias que podemos leer en Apocalipsis precisamente haga el mismo hincapié a una iglesia que había hecho muchas cosas que muchos de nosotros elogiaríamos y hasta veríamos dignas de imitar. Sin embargo, Jesús mismo (de nuevo) lanza una advertencia muy solemne y seria. Permitidme poneros la traducción literal: «Pero tengo contra ti que el amor («agapau») de ti el más primero dejaste ir», Apocalipsis 2:4. ¡¡Tremendo!! Nótese que no es el amor que tenían las personas por Dios, sino al revés. El amor de Dios dejaste ir…. Imagino que te habrás quedado pensando un rato… Sí, tiene consecuencias muy serias eso.
Esto quiere decir que las circunstancias a nuestro alrededor pueden ser fatales, desalentadoras y verlo todo oscuro; lo cual tiene su influencia en nosotros nos guste o no, pero la responsabilidad de mantener esa profundidad de relación con Dios es nuestra. «Lo dejaste ir…» Resuena en mi mente. Eso significa que el amor de Dios no falla, sus recursos siempre están ahí para nosotros, las riquezas de su gracia están a nuestra disposición por lo que no hay disculpa posible. Cuando recibimos un regalo como una planta, un animal o cualquier otra cosa como con un encargo de alguien que amamos mucho, ¿verdad que ponemos sumo cuidado y esmero por el recuerdo de esa persona? Algo así es lo sucede con el amor «ágape» de Dios a un nivel mucho más profundo, que afecta a todo nuestro ser, todo lo que hacemos, pensamos y hasta lo que decimos.
Y ahora dejadme decir algo a vosotros que sois un tanto escépticos acerca de Dios, su amor «ágape» y estas cosas que tienen que ver con lo espiritual, con lo material y con lo práctico. Esto es para tomárselo en serio. Es tan grande y profundo que ni el mejor de los escritores podría describirlo. Es tan increíble que ningún premio, ningún logro realizado por cualquier ser humano se puede comparar. Es tan apasionado, exclusivo y real que ninguna relación afectiva, sexual, filial, familiar o de cualquier otra índole te puede aportar, cambiar completamente y transformar tu vida hasta el punto que puede transformar todo tu ser de una manera que escapa a tu imaginación. No obstante, al igual que les hablaba a mis hermanos y hermanas en la fe también puedes dejarlo ir, dejar que pase de largo y no darle el lugar y la importancia que se merece. Y, déjame decirte también, que eso tiene consecuencias muy serias…
Sobran más palabras….