No sabía cómo comenzar este artículo. Lo cierto es que, en principio, quería hacer un vídeo sobre lo que voy a exponer a continuación, pero no me he visto capaz de poder realizarlo con toda la entereza que esto requiere. Prefiero hacerlo así para poder ordenar mis pensamientos lo suficiente.
Han llegado diferentes informaciones por varios canales acerca de sucesos que han tenido lugar y, tristemente se han mantenido a lo largo de los años. Sucesos que son muy fuertes, por otra parte con intentos de ocultar de, ya no digo de la opinión pública, sino de las personas que tienen que ver con la iglesia de Dios. Eso unido a todo tipo de situaciones, problemáticas y hechos que causan mucho dolor, heridas, sufrimiento y tristeza. Os puedo asegurar que muchas de las cosas que me llegan, y al no ser alguien «relevante» en el campo evangélico de mi país, España (ya no digamos del campo evangélico internacional) estoy convencido de que no me llega la mínima cantidad de información de todo lo que ocurre. No obstante, de lo que me llega, os aseguro que me he encontrado como el sacerdote Esdras cuando recibía las noticias primero de su pueblo y su situación estando lejos y después, estando en medio, de la situación moral de muchos… Dolor, lágrimas, preocupación y clamor.
Hace ya unos cuantos años nuestro amado hermano Eric Bermejo dio una serie de conferencias que llevaban por título principal «¿Qué pasa con nuestro cristianismo?» Las razones que daba el hermano, muchas de ellas siguen siendo actuales a día de hoy, no las voy a reproducir aquí, (Si alguien tiene interés, le puedo pasar los enlaces o los audios que tengo para escuchar), pero creo que es pertinente hacer un alto en el camino y hacernos la misma pregunta. Así que, llegados a este punto, os invito a seguir leyendo algunas observaciones que he venido realizando con el paso de los años, la acumulación de experiencia (propia y de otros) cruzada con algunas observaciones en el manual que todos debíamos tener como libro de cabecera que es la Biblia. Lee hasta el final, porque no escribo esto para avergonzar, hundir o desanimar a nadie sino que es un mirada introspectiva para sacar el mapa y el compás y ver si de verdad vamos por buen camino o necesitamos rectificar algunas cosas para ser como Dios quiere que seamos. Está escrito «Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos» (2ªCorintios 13:5) Ese es el propósito de estas letras.
Para contestar la pregunta «¿Qué pasa con nuestro cristianismo?» hemos de observar lo más objetivamente que podamos si hay algo que dificulta, impide o entorpece el testimonio, la luz o el propósito de Dios para con las personas que se reconocen o se dicen cristianas… Y en mi modesta opinión entiendo que sí hay cosas en nuestro contexto evangélico que producen todo esto con unas consecuencias muy tristes como podéis suponer o tal vez habéis experimentado.
En primer lugar, permitidme plantear la idolatría como algo que se ha vuelto parte de nuestro contexto y entorno. Es posible que algunas personas me digan: «Hermano, nosotros no tenemos ídolos puesto que no adoramos estatuas, no les pedimos cosas ni las reverenciamos»… ¿Seguro? Según la RAE en su definición etimológica de la palabra «ídolo» tiene dos acepciones: 1- Imagen de una deidad objeto de culto y 2- Persona o cosa admirada con exaltación. Esta observación es muy interesante. Y es precisamente en diferentes pasajes de las Escrituras que podemos citar en los que vemos que confirman estas definiciones. Estoy seguro de que podrías citarme algunos ahora mismo.
¿Hay idolatría en nuestro contexto evangélico? Tristemente hemos de contestar que sí. ¿Dónde y en qué? Voy a decir unos puntos donde puede haber esto y estoy seguro de que no será en todos los lugares por igual, no obstante seguro que TODOS podremos identificarnos con alguno:
- Hay idolatría del intelectualismo. Puede sorprender que diga esto, y más quien me conoce de cerca sabe que personalmente me gusta el conocimiento y me encanta poder conversar con personas que saben de cosas que yo no domino para poder aprender todo lo que pueda. ¿Es malo el conocimiento? Rotundamente NO. Lo que es dañino es usar el conocimiento como un instrumento de poder para acallar, silenciar y, frecuentemente, menospreciar a quien no tiene o ha recibido una formación más técnica en las Escrituras poniendo como imprescindibles esos conocimientos para poder edificar, discipular y compartir con otros. Es decir, que muchas veces el intelectualismo deriva en una especie de elitismo. Hay unas personas que son más selectas que las demás debido a sus estudios, su formación y conocimientos en determinados campos y son poco menos que incuestionables cuando hablan, escriben o participan en algún tipo de evento. Muchas veces ocurre que se menciona su formación académica como currículum para impresionar, para reforzar (o incluso como único argumento), para hacer callar a otras personas que no tienen ese tipo de formación o como una forma un tanto encubierta de narcisismo cuando se adoptan títulos como «doctor», «teólogo», o «intelectual». Esto ya pasaba en la época de en la que Jesús estaba en esta tierra (Mateo23:7-11)
- Hay idolatría por las personas sin estudios «porque eso es evidencia de que el Espíritu Santo obra a través de ellas». Es como una contraposición del punto anterior. Tal vez parezca que no existe, pero lo cierto es que lo hay. Muchas veces se mira con cierto recelo a las personas que han cursado algún año (o varios) de formación teológica, lenguas en las que se escribió la Biblia (hebreo, arameo y griego clásico) como si fuesen especialistas en confundir, ridiculizar o arrebatar miembros de una congregación que, por otra parte, sí que ha ocurrido y ocurre. Genera desconfianza incluso el enviar a personas con potencial a estudiar a o especializarse para ser más eficaces como si eso fuese a significar el recibir estrategias «del mundo». Se rechaza de plano hasta el uso de la palabra «teología» como si eso significase que las personas que rechazan ese uso no hiciesen teología (el significado de la palabra es «la disciplina que estudia el conjunto de conocimientos acerca de Dios, sus atributos y sus perfecciones»). Por no querer aferrarse o manifestar un sesgo o corriente teológica, se puede estar en contra de cualquier tipo de estudio o «porque esto siempre se ha hecho así». Y eso tampoco es sano. Hemos de tener en cuenta lo que le decía Pablo en 1ª Timoteo 4:14-17.
- Hay idolatría hacia las personas. Y quiero aclarar en este punto que reconocer una labor que se ha realizado o se está realizando no es perjudicial en sí. De hecho, es una exhortación del mismo apóstol Pablo en 1ª Tesalonicenses 5:12. Cuando hablamos de idolatría de hacia las personas es, como hemos visto, una exaltación desmedida. Puede haber exaltación en los mismos apóstoles. Recientemente me escribía un hermano: «Ninguna de las personas que mencionas aquí le llega a la planta de los pies al apóstol Pablo»… Y en mi mente resonaban estas palabras del mismo apóstol: «¿Qué pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor.» (1ª Corintios 3:5) También puede haber exaltación de los denominados «padres de la iglesia» exponiendo que lo que ellos escribieron sientan precedente. Y, nuevamente, he de decir que estas personas han de ser tenidas en cuenta aunque siempre a la luz de las Escrituras. Otra exaltación desmedida puede ser de las personas históricas de la Reforma del siglo XVI. Sin duda han sido personas muy importantes en aquel momento histórico, pero también hemos de ser objetivos al ver que hay cosas muy cuestionables que hicieron y escribieron. No estoy diciendo nada nuevo que cuando alguna persona habla o expone de una manera histórica lo que Lutero escribió acerca de los judíos o de la dictadura que instauró Calvino en Ginebra recibe insultos muy feos, descalificaciones y otras cosas muy fuertes de parte de personas que defienden a estas personas a capa y espada. Exaltación desmedida. Pero viniendo más cerca de nuestra época, ocurre lo mismo por ejemplo con algunas personas que han sido muy importantes en la historia evangélica como son Moody y Spurgeon, Darby y Muller… Por poner unos ejemplos. Y, si nos acercamos a nuestra epoca más reciente, tenemos nombres como Yiye Ávila (entre el movimiento pentecostal), John MacArthur, Paul Washer, Sugel Michelén, Miguel Núñez, David Barceló, Evis Carballosa (entre el movimiento calvinista), Eric Bermejo, Ernesto Trenchard, Timoteo Glasscock, Edmundo Woodford (en el movimiento de las Asambleas de Hermanos), Jose María Martínez, José Grau y Pablo Martínez (entre los bautistas), predicadores más modernos como Lucas Leys, Itiel Arroyo, Álex Sampedro, Andrés Spyker… Estoy poniendo unos pocos ejemplos (hay muchísimos más) y también he de decir que muchos de ellos son o han sido los primeros en exhortar a las personas que tenían a su alrededor a que no pusieran ese énfasis y exaltación desmedida en ellos señalando siempre al Señor. ¿Hay idolatría a las personas en mí? Te hago esta pregunta para que te pruebes a tí mism@..
- Hay idolatría hacia la música. Este es un tema delicado, aunque no podemos decir que sea fundamental para que una persona llegue a conocer a Dios, sí que es importante en varios aspectos. Os aseguro de que ahora mismo que estoy escribiendo estas líneas estoy escuchando música… Esto os lo pongo como ejemplo de lo importante que es la música para el ser humano y también para otros seres vivos. Disfruto de la música aunque no sé tocar ningún instrumento y también veo a quien tocando un instrumento disfruta el doble porque es su medio de expresarse en que más cómodo se encuentra. En eso nuestro hijo Israel es un buen ejemplo de ello. Y encima, Dios le ha dado un talento con un chorro de voz impresionante que es capaz de dirigir a toda una congregación prácticamente sin micrófono. Como padres le decimos que entrene ese talento natural al máximo para gloria de Dios…. Pero no nos desviemos del tema. El caso es que, dado que la música es muy importante, es tremendamente fácil darle una exaltación o importancia desmedida en nuestras vidas, en nuestras reuniones y en nuestras prioridades. Seguramente no te digo nada nuevo cuando se puede hacer la observación de que los conciertos consiguen atraer a muchas más personas que las reuniones de oración; que hay lugares en los que el «tiempo de alabanza» es el verdadero protagonista del culto y la predicación es limitada por una serie de capsulitas bíblicas; que varias personas iniciaron sus ministerios con la música debido a que tenían talento y en un espacio relativamente corto de tiempo pasaron a ser pastores (¿no tendrá nada que ver con lo populares que han llegado a ser con sus talentos musicales?)… Llegados a este punto, permitidme decir que no creo que Dios sea un Dios estático en cuanto al reparto de dones y/o ministerios, pero me llama poderosamente la atención de que casi se haya hecho una «norma»… ¿Es posible que sea debido a que la música es un elemento muy importante, con mucho gancho entre las personas que sea el camino más «fácil» para conseguir hacerse un nombre y ser de esta manera una persona influyente? Y quiero que conste que no estoy juzgando el corazón de ningún cantante, eso sólo lo puede hacer Dios. Me limito a hacer la pregunta para llamar a la reflexión porque es posible que pongamos tanta atención desmedida en personas que cantan que lo que ellas dicen tiene tanto o más valor que lo que dice la misma palabra de Dios. Personalmente me he encontrado con personas así, de la misma manera que hay fanáticos de fútbol o de baloncesto que actúan de manera irracional, sin objetividad e incluso con violencia verbal hacia quien expone algo, frecuentemente negativo o simplemente no están de acuerdo, de su ídolo reaccionan de esta manera. ¿No pasa lo mismo con algunos cantantes o grupos de música cristianos? Creo que queda claro que la música es un elemento muy importante en mi vida personal y en la vida de mi familia, sobre todo para mi mujer y nuestro hijo mayor pero hemos de darle el lugar y el valor equilibrado que corresponde
- Hay idolatría hacia el dinero o las posesiones. Señala la Escritura que la «avaricia es idolatría» (Colosenses 3:5) junto con otras cosas que dice el apóstol que hay que «hacer morir» (literalmente dice «matad») Muchas veces señalamos ejemplos flagrantes como la Iglesia Católica Romana con todo el movimiento financiero que realiza hasta el punto de tener uno de los bancos más solventes del mundo. O organizaciones como la Watchtower de los «testigos de Jehová» que también tienen un movimiento económico notable. O la organización de la central del templo mormón en Salt Lake (Utah, Usa) con todo el complejo entramado económico que también tienen. Todos estos ejemplos son ciertos y verificados. No obstante, hemos de hacer una mirada hacia el movimiento evangélico y vemos casos como el de Guillermo Maldonado (su tristemente célebre y para nada afortunada frase: «¿Donde están mis millones?»), Marcos Witt, y otros menos conocidos, aunque de la misma índole como John MacArthur y su fundación y otros muchos casos. Eso mirando a las personas y casos relevantes, ¿pero qué podríamos decir de nosotros mismos en cuanto al dinero? ¿Preferimos acumular cosas antes que participar de una manera activa en eventos, causas o proyectos que tienen que ver con la obra de Dios? ¿Anteponemos nuestra carrera o la posiblidad de poder involucrarnos de una manera más activa en colaboración con personas que pueden realizar labor evangelística por ejemplo? ¿Hay idolatría en nuestros bolsillos? ¿Estamos haciendo válida la frase sarcástica de que «el bolsillo de un cristiano es lo último que se convierte»?
- Hay idolatría por la «sana doctrina». Estas dos palabras son el abanderado de algunas denominaciones en particular porque, hay que decirlo directamente, se cree que determinada denominación, sistema teológico es el «correcto» y todos los demás están equivocados. Procedimiento muy sectario por otra parte que ha traído o está trayendo a muchos lugares un sinfín de conductas que generan mucha confusión, abren heridas muy profundas y dañan muy gravemenente el testimonio personal, familiar y eclesial en nuestro entorno y, con el auge de las redes y la comunicación, se propaga mucho más rápido de lo que debería extenderse el Evangelio. Conductas tan malsanas como llegar a expresar que «somos los policías de la Mesa del Señor» para así de una manera arbitraria no partir el pan y tomar el vino con «cualquiera» a veces incluso sin haber estado nunca en un culto de partimiento del pan de las personas en cuestión escudándose en pasajes como 1ª Corintios 10:21 sin observar todo el contexto… Conductas como romper relación con hermanos porque no tienen las mismas ideas que uno o porque no se piensa de la misma manera en todo, no sea que «me haga daño» o que los demás tienen «espíritu contencioso» pasando por alto que el debate, el intercambio de visiones, y pareceres a la luz de las Escrituras era algo habitual en el Nuevo Testamento (ver por ejemplo el llamado «Concilio de Jerusalén», Priscila y Aquila con Apolos, y otros pasajes que nos hablan de intercambio, pero no nos dan el detalle del contenido). Y llevando este tipo de conducta hasta el punto de no saludar por la calle, girar la cabeza haciendo como que no se ve o incluso cruzando la acera no sea que «me contamine»; llegando incluso a no estar en momentos importantes como en el dolor por una muerte o en la alegría como una boda o un nacimiento porque no puedo «tener comunión con esta o aquella persona»… ¿En serio? Repito una frase que publiqué en mis redes: «Si la sana doctrina no es doctrina que sana, no es sana doctrina»
Estos son algunos de los puntos que entiendo que hay esta cuestión a resolver: la idolatría. ¿Hay más cosas? Sí, tal vez podríamos hablar de apatía, o de principios de vida incorrectos, de la falta de perdón, o de la nula restauración… Asuntos que darían para escribir un libro y que también son muy importantes y tristes. Ya os dije que el propósito de este artículo no es únicamente señalar lo mal que está todo. ¿Sabéis por qué? Porque el que escribe estas líneas también ha de batallar con estas y otras cosas debido a que es muy fácil desviarse. Y los desvíos no son por volantazos o brusquedades en la dirección, sino por pequeños grados paulatinos a lo largo del tiempo… Es por eso que la pregunta resuena de nuevo: ¿Qué pasa con nuestro cristianismo?
Ahora bien, tengo una buena noticia que daros: hay solución. ¿Dónde? Os invito a leer Oseas 6:1-3. Este texto es para mostraros que en el Señor hay solución. Especialmente en profundizar en el conocimiento de Dios a través de la relación personal con Él. Eso es de lo que trata este pasaje aquí. Y si vemos el contexto en el cual está escrito el libro de Oseas, todavía es más significativo y con mucho más sentido para nosotros en nuestros días, ¿no crees? Esto es una constante en las Escrituras donde Dios llama constantemente al ser humano a conocerle a Él, de hecho es lo más importante (Jeremías 9:24)
Llegados a estas alturas del artículo, quiero dejaros algunos puntos para tener en cuenta y, sobre todo, poner en práctica de una manera activa. Los primeros están basados en Hechos 2:42 que son como las 4 patas del asiento del cristiano. A continuación daré unos puntos de sugerencias de mi parte que podéis considerarlas o no. Simplemente son para haceros pensar (de eso va este sitio)
- «Perseveraban en la doctrina de los apóstoles» – La doctrina de los apóstoles principalmente era mostrar que Jesús es el Cristo (mirad el versículo 36 del mismo capítulo). Ese era su punto más importante y debe de ser el nuestro: mostrar a Jesús como el Cristo, el Señor. Muchos mensajes hoy en dia hacia las personas que no han llegado a conocer a Jesús de una manera personal y profunda son de todo menos de esto. Se habla de las cosas que creemos (que se han de tener en cuenta y son muy importantes), se habla de moralidad (que se ha de explicar, pero sobre todo a los creyentes), del pecado (que tiene su lugar, pero a veces la proporción de hablar del pecado y de presentar a Jesús es muy llamativa), de las doctrinas referentes a la Iglesia (muy importante y que se ha de explicar a los creyentes)… Todo esto es muy importante. No obstante, el mensaje principal de los apóstoles era presentar a Jesús como el Cristo y Señor, profundizar en su conocimiento de una manera personal y profunda. Si no me crees, te invito a leer Efesios 3:14-19. La expresión «con todos los santos» es muy significativa.
- «Perseveraban en la comunión unos con otros» – Un pilar altamente cuestionado en los tiempos actuales de diferentes maneras tal y como hemos visto. Parece que existen más razones para separarse que para andar juntos. Probablemente es fruto de la influencia de la idea del individualismo que durante muchos años ha sido promocionada a todos los niveles para desembocar en hacer solamente lo que «te hace sentir bien»… Quitando toda idea de esfuerzo, de aguante, de poner voluntad. Fijémonos que al inicio del versículo expone que «perseveraban», esta palabra tiene mucho que ver con la voluntad, con la constancia y el hacer frente a las adversidades y dificultades que puede comportar la común- unión. Es una constante en la cartas apostólicas el énfasis que le dan a la comunión de los santos y, especialmente el apóstol Juan, se pone muy radical enlazando este tema con el amor. Herman@s, la comunión es una decisión vital, consciente y activa de la misma manera que el amor es una decisión, no un sentimiento o un decálogo de creencias que hay que cumplir… y si no se cumplen, no se puede tener comunión con la otra persona… Que quede claro que estoy hablando a cristianos, a creyentes. ¿Cuántas veces hemos puesto distancia con otros y no hemos tenido esta constancia que dice aquí?
- «Perseveraban en el partimiento del pan» – Algo de esto he mencionado más arriba. Si leemos detenidamente 1ª Corintios 11:17-34 vemos que el mensaje principal NO es a no participar sino a SÍ participar correctamente. Y en esto también está implicada la voluntad, la renuncia y el orden. Además que uno de los temas de trasfondo en esta cuestión es el del perdón y la resolución de conflictos o disensiones. Curiosamente, este es un tema que el mismo Maestro trató para introducir por primera vez la palabra iglesia antes de que comenzara (lee todo Mateo 18) ¿Cuántas veces preferimos la distancia, el no partir el pan a resolver asuntos que hacen daño? ¿Cuántas veces permitimos que detalles, que comienzan generalmente siendo pequeños, los usamos como excusa para levantar muros?
- «Perseveraban en las oraciones» – A mi entender esto habla especialmente de la oración comunitaria, reunión que hoy en día (ya desde hace tiempo) es una de las reuniones con peor asistencia porque no es vista como importante. Y así nos va. ¿No será esta una de las razones principales por la que la Iglesia en general en nuestra cultura occidental está carente de poder y capacidad para llevar a personas a Cristo? Pues mira, es uno de los cuatro pilares en los cuales ponían voluntad estos cristianos primeros. Y, curiosamente, este pasaje habla después de que una gran multitud fuese tocada. Y unos versículos más abajo podemos leer que «el Señor añadía cada día a los que iban siendo salvos» (literalmente). Herman@s, hemos de volver a orar juntos en comunidad y hacer un propósito firme de corazón porque es uno de los pilares de la vida de un cristiano. Dejadme deciros de que, en los muchos momentos que Dios me ha permitido recibir bendiciones que no puedo explicar con palabras muchas de las cuales han sido en reuniones de oración. Particularmente hace años en una campaña de evangelismo en Granada que tuve que llevar a unos hermanos alemanes y pude estar en la reunión en la que se oraba por la campaña. Fue una completa bendición para mí. En otras ocasiones en diferentes campamentos evangelísticos en Piedralaves cuando no podíamos realizar ningún acto por carencia de permisos, íbamos a los lugares que estaban programados para ir y nos dividíamos en pequeños grupos orando por el lugar y la gente. O con un hermano especialmente, Andy Stewart, que oraba (hablaba) con Dios «como quien habla con su compañero» de una manera natural. O con otra hermana de la iglesia de donde provengo, María Laguna, que tenía su «cuarto de guerra» en su mecedora donde pasaba muchas horas orando por los diferentes hermanos y situaciones o cuando le venían preocupaciones por alguna persona en especial…. Dios se la llevó precisamente en esa posición, orando en su mecedora. Permíteme preguntarte: ¿cómo está tu vida de oración? Si yo te preguntara ahora mismo: «¿quieres venir a orar conmigo?», ¿qué me dirías? Pongamos voluntad en esto tan importante
Hasta aquí estos puntos que la Escritura marca de manera muy clara, entiendo yo. Dios es muy claro en lo que dice. Aquí van otras sugerencias:
- A los ancianos, pastores y obispos – Creo que una de las cuestiones vitales es que debéis de tomaros muy en serio es la responsbilidad del discipulado y cuidado de las personas. Curiosamente la Escritura no habla en ningún momento de organizar las reuniones y sí de velar por las almas, de exhortar, consolar, animar, conducir y cuidar. Otra cuestión muy importante es la oración y el reconocimiento de dones y talentos para potenciarlos y conducirlos para que puedan tener su espacio y desempeño en la obra de Dios tanto en la iglesia como fuera de ella
- A todos nosotros que seamos como los hermanos de Berea y comprobemos si lo que nos dice cualquier hermano, pastor, predicador o expositor es conforme a lo que ya Dios ha dejado por escrito en la Palabra de Dios. Eso requiere una avidez de leer las Escrituras de manera regular, de estudiar por uno mismo e ir adquiriendo cada vez más ese conocimiento personal de Cristo y de las cosas que forman parte de la voluntad de Dios para tu vida.
- Creo honestamente que hemos de volver a tener encuentros intereclesiales que tanto enriquecían no hace tanto tiempo. Esta época que nos ha tocado vivir ha sido inculcado de una manera muy efectiva en la mente el temor a estar cerca de la gente como un elemento disuasorio de reunirse, tener contacto y comunión los unos con otros; siendo este un elemento muy importante no sólo en entre los cristianos, sino que es algo común a todos los seres humanos que lo tienen «de serie» lo de vivir en comunidad. Para mí siempre ha sido enriquecedor cuando venían hermanos de otras iglesias o íbamos a otras congregaciones en mi juventud. Hay lecciones y enriquecimiento que de otra manera no podrían darse. Eso es lo que estamos transmitiendo a nuestros hijos. Y en esta parte juega un papel vital la hospitalidad y/o el tiempo fraternal de calidad. No hay más que ver las historias detrás de la «Cortina de Hierro» del hermano Andrés donde notaba muchas veces que los cristianos se sentían aislados y solos muchas veces y era un estímulo increíble saber que hermanos fuera que oraban por ellos y los amaban aún sin haberlos visto nunca…
- Creo que España especialmente necesita de personas misioneras en cuanto a llevar el Evangelio (que hay mucho campo en nuestro país y fuera de él) pero también se necesitan personas con ministerios itinerantes como tenía David Morse o Samuel Vila, por poner unos ejemplos. Pablo y Bernabé manifestaron ese deseo (Hechos 15:36) justo antes de tener que separarse… Aunque vemos que Bernabé fue usado ya anteriormente cuando los apóstoles lo enviaron a Antioquía (11:23) en aquella obra que comenzaba. Personas que sean un soplo de aire fresco que conduzcan la mirada de las personas al Señor, personas que animen a los creyentes a profundizar en el conocimiento y la relación con Dios, personas (en definitva) que sean un estímulo donde quiera que vayan. Eso tiene unas consecuencias y unas implicaciones en muchos sentidos…. En fin, no quiero profundizar mucho en este tema porque es una visión particular…
Con estos últimos puntos quiero terminar este artículo como un aporte para pensar de cara a final de año que se aproxima para hacer este llamado a la conciencia y pongamos en balance estos pensamientos a la luz de las Escrituras, orando al Señor de la obra y…. ¡poniéndonos en marcha!
Siento haberme extendido un poco….
Aprovecho para desearos a todos los que habéis llegado hasta aquí que Dios os bendiga donde quiera que estéis y que levantemos nuestra mirada hacia 2023 con la certeza de que el Señor está cerca. ¡Maranata!
Muy oportuno y a tener en cuenta.
Es necesario que la Iglesia despierte y salga del ritualismo y la religiosidad y busque l guianza del Espíritu fomentando la «Intimidad» como fuente de conocimiento.
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¡Muchas gracias querido hermano! Dios te bendiga
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