Sobre los animales… Y las leyes…

Hay cosas que resultan obvias, otras que se han de explicar y luego están las cosas que deberían de ser obvias y no necesitar explicación ninguna pero, sorprendentemente, se tuercen tanto las ideas y los conceptos que es un poco complicado incluso hasta cómo abordar determinados temas….

Eso es lo que me ocurrió cuando hace unos días salía como noticia una nueva ley sobre los animales impulsada por el Gobierno en concreto por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 (sí, alguna vez me habéis escuchado hablar de ello) para crear un «marco jurídico». Aunque creo que seguramente habréis oído o leído la noticia os pongo el enlace aquí.

No es mi intención comentar todo el anteproyecto de ley, sin embargo, sí que me gustaría comentaros unos puntos:

  • Estará «prohibido sacrificar animales de compañía, exceptuando razones sanitarias o eutanásicas» de tal forma que se impedirá poner fin a la vida de animales «por cuestiones de ubicación, edad o espacio de instalaciones». Es decir, que si tienes varios animales de compañía y ya no puedes tener más porque te has mudado a un piso o lugar más pequeño, estás mayor o tienes poco espacio o molestas a los vecinos ya podrás decir que te ampara la ley…. Permitidme un solo comentario: es que esto con la ley del aborto no pasa. Con dicha ley, en vez de ayudar a una mujer a tener esa nueva vida y protegerla «por ley», lo que se le dice es que puede abortar aún en el caso de ser menor de edad y sin que los padres tengan nada que decir.
  • No existen perros potencialmente peligrosos sino que se someterán a una valoración individual. En eso le doy la razón. Como me decía una persona que llevaba años criando pitbulls, que cuando la gente le decía «este perro es peligroso», él respondía: «aquí el único peligroso soy yo».
  • Regulación de la cría. Por primera vez se va a impedir por ley que personas particulares puedan criar animales de compañía. Solamente las personas que estén «debidamente inscritas en el Registro Nacional de Profesionales de la Cría» podrán realizar esa labor. Aquí me llevo un gran chasco. Ya no puedo enseñarles a mis hijos la maravilla de tener un periquito como tenemos en casa y ver cómo crían y sacan adelante una familia, cómo les dan de comer, cómo los cuidan y ponen orden…. Ese privilegio estará reservado solamente a personas que se dediquen exclusivamente a ello. Claro, ese registro incluirá un permiso, que precisará de unas tasas…. Vemos por dónde van los tiros como siempre.
  • Registro de personas inhabilitadas para tener animales. Esto, aunque en principio pueda parecer que es algo bueno por la cuestión de maltrato y condiciones que algunos individuos tienen a sus mascotas, la verdad es que lo que está detrás es el control o la autorización a tener mascotas o no a criterio de las personas dependientes del Ministerio competente. Podría dar lugar a que se inhabilitara a personas criadoras de razas que tienen una experiencia acumulada con el tiempo se vean limitados por personas que no tienen dicha experiencia…. ¡Ejem!
  • El uso de animales en espectáculos como belenes o cabalgatas quedará regulado y limitado. Se prohibirá su uso también en procesiones de Semana Santa cuando se «mantenga el animal de una forma antinatural» o «inmovilizado durante el transcurso del evento». Este texto es muy ambiguo y estás a merced del inspector o inspectora de turno que puede tener criterios muy dispares. Surge una pregunta en mi mente: ¿tendrán los conocimientos y la experiencia debida a su cargo? ¿Sabrán lo que es tratar y cuidar un animal para este tipo de eventos?

Esto pone de relieve que el Estado cada vez va extendiendo más sus «regulaciones» en cuestiones que nada tienen que ver con el interés o la protección de las personas y/o, en este caso, de los animales. Esto es el resultado de alterar el orden de las cosas que fue establecido desde un principio tal y como relata la Biblia. Dice el libro de Génesis (el significado es «origen») que «hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie». Todo con su debido orden y clasificación. Anteriormente había creado los seres del mar y las aves. Luego creó al ser humano y les dio las siguientes instrucciones: «Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojudgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos y en todas las bestias que se mueven en la tierra». (Génesis 1:28). El «señorear» que dice aqu´´i se podría entender como «administrar bien», es decir, por un lado Dios le había dado autoridad al ser humano sobre los animales y por otro lado le confería una responsabilidad de administrar bien todo lo que había recibido que era bueno. En este sentido se puede ver un equilibrio y unas reglas de la naturaleza que las personas del campo versadas y con más experiencia transmitían a las siguientes generaciones que hoy en día se retoman con la agricultura ecológica. Lamentablemente, la desobediencia del ser humano y su caída en pecado tuvo consecuencias no solamente para él, sino también para todo lo que había sido creado. Todo quedó tocado.

Ahora bien, eso no quita de que el ser humano siga teniendo una responsabilidad para con el medio ambiente de una manera razonable, coherente y eficiente. Eso es así. Las consecuencias de cuando se mira más la producción que la calidad de lo que se produce, la frescura de los alimentos o el rendimiento para sacar más beneficio en poco tiempo es manifiesta donde vayamos a nuestro alrededor…. Aunque eso ya lo hemos tocado en otros artículos… Vamos a los animales, que es el tema.

¿Dice la Biblia algo acerca del cuidado de los animales? Pues mira, sí que dice cosas. «El justo cuida la vida de su bestia; mas el corazón de los impíos es cruel». (Proverbios 12:10) Está clarito, ¿no? Permitidme aclarar que aquí no está hablando en cuanto a que una persona sea «justa» en relación a Dios (de eso la Biblia habla bastante para dejarlo diáfano) sino que en el contexto inmediato habla también del que «labra la tierra». Es decir, si eres una persona que sabe lo que hace y eres justo en tu proceder, vas a tener a tu mascota, animal de trabajo o del que sacas un rendimiento para tu sustento en unas condiciones óptimas para que esté bien, sano, contento y en forma. Notemos también que dice la vida de «su bestia». Quiere decir que el dueño ha de mirar y cuidar de su mascota o animal de una manera óptima sabiendo que tiene su lugar: no llega al nivel nunca de una persona. Sigue siendo una «bestia» en el sentido que no es un ser humano. Sé que, seguramente, heriré sensibilidades al decir esto, pero es lo que veo en las Escrituras y es también mi experiencia con los animales que he tenido en casa. Sé apreciar la belleza de un animal o una mascota y sé de primera mano la complicidad que generan determinados animales que se mueven por instinto y que nos sorprenden muchas veces con sus comportamientos. Si hacéis una búsqueda de vídeos de animales es para flipar muchas veces… No obstante, hemos de tener en cuenta que son animales y que tienen su lugar e importancia y cuando se le asciende al nivel de personas también forma parte del desorden que introducen los seres humanos con las consecuencias que a veces tienen, por poner un ejemplo, si hacemos una búsqueda comparativa tienen más visitas algunos vídeos cuando se rescatan animales (lo cual me parece bien, lo aplaudo y lo apoyo) que otros en los que se hace algún tipo de rescate de una persona, o una buena labor social….

Jesús también entendía esto como algo que formaba parte de la responsabilidad del ser humano. Hay una escena en la que Jesús curó a una mujer que andava encorvada y no se podía enderzar. Lo curioso es que Jesús realizó esta sanidad el día del sábado (shabat) o día de reposo. Eso molestó a uno de los principales de la sinagoga que dijo a la gente: «Seis días hay en que se debe trabajar; en estos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo». La respuesta de Jesús fue contundente: «Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado por 18 años, ¿no se debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?». Si conocemos el contexto de los religiosos de aquel tiempo vemos las varias implicaciones que tienen estas palabras y su importancia, Por un lado el principal de la sinagoga tenía razón al citar la Ley (dada por Dios, no lo olvidemos), pero por otro lado obviaba el detalle que menciona Jesús que era de uso normal para el buen cuidado de los animales que cada persona tenía en su casa. Con esta respuesta, Él daba su aprobación de que era lo que debía hacerse y también indica que las cosas tienen su lugar cuando se trata de una persona. Lo de dar de beber al animal estaba bien y debía de hacerse, lo de curar a una persona también y con mayor razón si cabe.

Nos podemos volver tan fariseos en esto hasta acabar debatiendo como ellos hacían de que si una gallina ponía un huevo en el día del sábado si no había que matarla porque eso era un trabajo y el día de reposo era para descansar…. ¡¡Estupideces!! Por cosas así se puede llegar a perder el tiempo e incluso llegar a enemistarse las personas porque unos lo ven de una manera y otros de otra. Jesús pone el punto central en las personas y, sin quitar importancia a los animales, que tienen su lugar importante y que a Dios le importa que cuidemos de nuestro entorno junto con los seres vivos que tenemos a nuestra disposición.

Si hiciéramos caso a Dios como el Creador de todas las cosas que vemos en el Universo y observamos cómo se han dispuesto en leyes que permanecen inalterables en el tiempo, además de darnos cuenta del perfecto equilibrio y harmonía que existe en todo (tanto en lo macroscópico como en lo microscópico) que resulta maravilloso a cualquiera que piense un poco en ello; creo no es descabellado pensar que Dios tiene algo que decir a nosotros como humanidad en general y en particular a cada uno de nosotros. Dios tiene algo que decirte a ti. ¿Quieres escuchar?

La Ley de Moisés y nuestro presente

Antiguo Pacto y Nuevo Pacto. El Dios del Antiguo Testamento no es el mismo que el del Nuevo Testamento. ¿Es así o no? Hay movimientos que dicen que sí, hay otros que dicen que no. Hay quien comenta que las cosas de la Ley eran para los judíos de su tiempo, pero como ahora ha venido Jesús, «las cosas viejas pasaron».

Ante todo en primer lugar decir que es cierto de que en Cristo se ha cumplido la ley del Antiguo Pacto. Esto es cierto, no porque lo diga yo (que no es importante) sino porque lo dijo Él mismo en Mateo 5:17 “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas, no he venido para abrogar, sino para cumplir”. Con lo cual en este punto no hay discusión posible. Él cumplió TODA la ley y TODOS los profetas.

Ahora bien, hay dos aspectos por lo menos que encontramos cuando leemos la Ley que se pueden diferenciar fácilmente: uno es la ley ceremonial con todos los sacrificios, ritos, fiestas, construcción del tabernáculo (y más tarde el templo), vestiduras, organización del campamento… etc; y otro es la ley moral que nos muestra cómo es Dios en su esencia y que esa forma de comportarse es su exigencia para con los seres humanos tal y como se lo planteó a los del pueblo de Israel.

Jesús cumplió con estos dos aspectos plenamente. Con el primero siendo el cumplimiento de aquellos ritos y sacrificios que apuntaban a aquel GRAN SACRIFICIO que iba a venir para satisfacer la deuda moral de la humanidad para con Dios. Eso lo explica muy bien el libro de Hebreos sobre todo en su primera parte.

Ahora bien, ese mismo libro de Hebreos en 9:13-14 nos muestra una cosa sublime. Nos muestra que Jesús no se ofreció en sacrificio ni realizó ningún acto en su ministerio terrenal en su propio poder (que lo tenía) sino que se puso en las manos del Espíritu. Para mejor entendimiento te ruego que busques en los evangelios, sobre todo en los primeros capítulos, donde dice claramente que Jesús “fue llevado por el Espíritu”. Hacía todo en obediencia a su Padre poniéndose en las manos de OTRO. Y el autor de Hebreos nos dice que esto nos habilita para “servir al Dios vivo y verdadero”.

Es decir, antes de conocer a Dios, la ley (tanto la ley moral como la ley sacrificial) me mostraba que era imposible por mis propias fuerzas llegar a Dios. Eso lo explica el apóstol Pablo en Romanos donde también dice que “la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno”. (Romanos 7:12)

La gran maravilla de Dios es que con el sacrificio del Señor Jesús está abierto para nosotros el camino al Lugar Santísimo de la misma presencia de Dios (cosa que antes era imposible por el pecado). Ahora, de la misma manera que Él tenía que ponerse en las manos de OTRO para marcarnos el camino, nosotros también tenemos y podemos hacerlo. Eso nos lo dice el capítulo 8 de Romanos y 1ª Pedro 2:21. Es decir, que la Ley moral de Dios sigue plenamente vigente. Sus principios morales no cambian, sus exigencias no disminuyen. La diferencia es que antes por mucho que nos esforzáramos no podíamos y ahora sí.

Evidentemente que un gran principio moral es el amor. Jesús lo dijo en Juan 15:12. Pero también dijo “Si guardareis mis mandamientos (plural), permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos (plural) de mi Padre y permanezco en su amor.” ¿A qué mandamientos se refería Jesús? Obviamente a los mandamientos morales de Dios.

No obstante, un punto importante es que cuando menciona “amor” en este pasaje y otros parecidos siempre hace mención del amor “ágape” que es el amor de Dios. Es decir, Dios ama pero no contraviene ningún otro aspecto de su Ser y esencia. Dios ama y es justo. Dios ama y es santo. Dios ama y también aborrece el pecado. Dios ama y es fiel a su palabra. La gran noticia para el ser humano es que Jesús nos abrió el camino para que nosotros pudiésemos tener la capacidad de poder poco a poco ser transformados a su semejanza. Esto antes de Jesús, era imposible.

Por eso la ley moral de Dios sigue vigente. Los principios morales de Dios siguen siendo actuales y hacen falta recordarlos, meditarlos y aplicarlos a nuestras vidas con urgencia, con rodillas dobladas y con corazón quebrantado y dispuesto a aprender acerca del deseo de Dios manifestado en toda la Escritura. Entonces amaremos, obraremos y haremos las cosas según la esencia moral de Dios y sus principios no porque tengamos que hacerlo, sino porque es lógico, razonable y es consecuencia directa de la nueva vida que nos da en Jesús para poder pensar, sentir y obrar como Él lo haría.

Habría mucho más que tratar, pero creo que esto es suficiente por ahora. Permíteme preguntarte: ¿sabes algo de esto?