La esencia del Evangelio

Eso de trabajar de noche conduciendo el camión tiene una serie de implicaciones que muy pocos conocen, salvo mi familia o los que tienen un trabajo similar. Llegas al fin de semana para estar con la familia y cuando llega el momento de dormir en el horario normal (por la noche, claro) pues te encuentras que el horario cambiado que llevas te impide conciliar el sueño… ¿Y qué haces? No sirve de nada contar ovejas (¿alguien hace eso de verdad?), juegas un rato con el teléfono o miras las redes, pones música… Todo lo mencionado anteriormente es usado por un servidor cuando me ocurre semejante situación, no obstante, esta vez me da por pensar. Sí, parece extraño, pero es así.

Últimamente estoy un poco preocupado con un tema que es muy importante, muy básico y sobre el cual han habido énfasis muy dañinos a mi entender en lo que dicen las Escrituras. La cuestión cuando decimos o alguien nos pregunta qué es el Evangelio es más simple de lo que parece. Para ser más específicos y bíblicos lo mejor es acudir a la Palabra de Dios (como siempre). Os pongo el pasaje:

«Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras..»

1 Corintios 15:2‭-‬4

Este es el mejor resumen o síntesis de lo que es el Evangelio. «Cristo murió por nuestros pecados» Esta es la Gran Noticia anunciada por las Escrituras en el Antiguo Testamento a través de las profecías, de pasajes poéticos y de textos sapienciales que encontramos en las páginas escritas. Este es el gran significado que mandaba el Tabernáculo erigido por Moisés, por mandato e instrucción de Dios, y más adelante también a través del Templo en Jerusalén. Todo esto era un gran anuncio de lo que iba a venir, mejor dicho, de Quien iba a venir.

También es la gran noticia anunciada a los magos de Oriente, a los pastores y a todos los que en aquellos momentos vivieron el nacimiento de Jesús. Fue algo sin precedentes en la historia. Por eso los ángeles cantaron de aquella manera estas palabras: «¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!» S. Lucas 2:14.

Dios estaba haciendo algo que trascendía a la historia, que marcaba un antes y un después, más allá de que la humanidad cuente los años A.C./D.C. Era mucho más que eso. Él estaba poniendo una solución al gran problema del pecado del ser humano, esa insalvable barrera que le impedía acercarse a Dios. Si en la Ley mosaica el Dios de los cielos pone sus condiciones de vida para acercarse a Él e, inevitablemente, el ser humano se estrellaba continuamente de bruces con la realidad implacable de que es completamente imposible acercarse a Dios por cumplir la Ley; ahora por el contrario, Dios pone a toda la humanidad en una situación de privilegio porque el problema del pecado ya está solucionado por Jesús en la cruz.

Esta es la razón por la que enfatizar en demasía el tema del pecado es perjudicial al sentido de las Escrituras. El pecado ya no es un problema porque Cristo pagó por nuestros pecados en la cruz. «Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.» 1 Juan 2:2

Cuidado, no estoy diciendo que no se haya de hablar del pecado, eso es un tema del que la Biblia  habla mucho y muy extensamente de manera que incluso a día de hoy vemos que hasta el planeta está afectado por esta cuestión palpable en la maldad, los asesinatos, el odio, los desastres ecológicos cuando no se tiene en cuenta el diseño de Dios, y una larga lista de cosas que la Biblia explica que son fruto del pecado y del rechazo a Dios. De hecho, explica muchas de estas y otras cuestiones que vemos en nuestra realidad mundial contemporánea.

La cuestión es que Jesús vino a este mundo a poner solución a algo que el ser humano por mucho que se esforzara, no podía ni puede llegar. ¡Qué bien!, ¡Qué bonito! ¿Y eso es todo? NO. De eso hablaremos en las siguientes entradas porque se ha de dejar hablar a las Escrituras. Dios tiene en Su plan y Su diseño de las cosas una serie de implicaciones que se han de tratar con detenimiento.

Déjame decirte una frase que escuché a una persona hace años: «El mundo puede ser salvo si lo quiere». Es cierto. No hay nada que te impida poder acudir a Dios tal y como lo revelan las Escrituras. De  hecho, es Su gran deseo (inexplicable, pero es así) y ha puesto un único camino, una única ruta si me permitís usar esta expresión, en la persona de Jesús.


Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

Hechos 4:12

Publicado por

rubenfdezvquez

Padre de familia, conductor de tráiler y predicador de la Palabra de Dios. Alguien normal y corriente

2 comentarios en «La esencia del Evangelio»

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s